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Una Carta de Luis Sepulveda / Une lettre de Luis Sepulveda

28 DE ENERO DE 2016

¿Quién dijo que nos mataban los sueños? / Qui a dit qu’ils tuaient nos rêves ?

Una pequeña historia o ¿quién dijo que nos mataban los sueños? Une petite histoire ou : Qui a dit qu’ils tuaient nos rêves ?

Tengo un compañero, un amigo, un hermano al que todos llaman El Cuervo. El Cuervo tiene un nombre; Óscar Castro, pero todos le llaman El Cuervo, o Cuervito los más cercanos.
A los y las que quiere, El Cuervo siempre saluda con un ¿cómo está mi perrita o cómo está mi perrito?. Y esto ha sido siempre así, desde que nos concimos como estudiantes del Instituto Nacional, en Santiago. El Cuervo estaba dos cursos más arriba que yo, pero para todos los "institutanos" era el centro de la atención por su carácter alegre y su asombrosa capacidad histriónica. Así por ejemplo, cuando cada lunes el director nos recordaba que de cada diez ex presidentes de la República de Chile, ocho eran ex alumnos de nuestro Instituto, se oía la voz del Cuervo agregando: "y no olvidemos al alcalde de Chuchunco".
Los que teníamos 14 o 15 años sabíamos que la pandilla del Cuervo tramaba algo, porque se encerraban algunas tardes en una sala junto a otros estudiantes del Liceo Lastarria y del Liceo número uno de niñas. Ahí nació un teatro. Ahí nació El Aleph, y casi nadie sabe que una de las primeras actrices fue una adolescente del Liceo 1 de niñas llamada Michelle Bachelet.
El Cuervo salió del Instituto a los 18 años. Fue de la penúltima generación que dio el bachillerato, y como bachiller en letras se matriculó en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica. Pero lo suyo no era el periodismo, lo suyo era El Aleph, el teatro más irreverente y subversivo, el teatro que unía la comedia del arte, el realismo brechtiano y las expresiones más genuinas del arte popular.
En 1971 eran infinitas las colas para conseguir entradas que permitieran entrar a un viejo caserón de la calle Lastarria, donde El Aleph hacía reír rabiosamente y pensar más rabiosamente todavía, con una obra del Cuervo titulada "Viva in-mundo de Fanta-CIA".
Y así llegó septiembre de 1973. El Aleph fue clausurado y El Cuervo confinado en el campo de concentración de Tres Alamos. Un día de 1974 recibió la visita de su madre María Julieta Ramírez Gallegos y de su cuñado John McLeod. Fue la última vez que los vio, pues a la salida fueron secuestrados por los militares, conducidos al terrible campo de concentración de Villa Grimaldi, torturados y hechos desaparecer.
El Cuervo salió del campo de concentración el exilio, en Francia. Con todo su dolor a cuestas no se dejó vencer y , en Ivry Sur Seine, en las afueras de Paris, volvió a abrir las puertas del Aleph, el teatro chileno más subversivo e irreverente, gracias a la solidaridad de miles de compañeras y compañeros franceses. 
Una de las obras más celebradas de las que montó en el Aleph francés fue "Le Cabaret de la Dérniere Chance", una alucinante , tierna, divertida y profunda historia cuya trama ocurre en el desierto de Atacama.
Cuando fui a ver esa obra hacía años que no abrazaba al Cuervo y pedí a los organizadores que no le dijeran que me encontraba entre el público. Pero lo hicieron y, de pronto, El Cuervo, que en la obra hace de maestro de ceremonias de un cabaret, anunció: "distinguida concurrencia, entre nosotros se encuentra el muy honorable señor alcalde de Chuchunco, don Luis Sepúlveda, y le rogamos que pase a ocupar la mesa de honor del Cabaret de la Dérniere Chance, ¡Champágne para todos!". Y tuve que ser un actor más de esa inolvidable representación.
Años más tarde, en 2001, le conté que iba a hacer una película, "Nowhere",y que lo quería como actor. Su respuesta fue: " Lo que diga mi perrito". Y lo hicimos. Durante el rodaje, una tarde se acercó Harvey Keitel, que había visto filmar unas secuencias protagonizadas por El Cuervo y me dijo: " Ese tipo es enorme, es un salvaje de la escena, es grandioso". Durante ese rodaje. una noche de calma en el desierto de Cafayate lo vi muy pensativo, muy concentrado, y le pregunté en qué pensaba. "Pienso, mi perrito, que un día voy a tener nuevamente un teatro en Chile, que El Aleph volverá a Chile un día".
Y así ha sido. Ayer 27 de enero, el ministerio de Bienes Nacionales entregó a la compañía El Aleph una vieja casona de la calle Eulogio Altamirano, en la comuna de La Cisterna, al sur de Santiago, y a partir de ayer en esa casona se puede ver a El Aleph interpretando "El Cabaret de La Última Esperanza", una obra rebelde, subversiva, irreverente . Una obra del Cuervo.

¿Quién dijo que nos habían matado los sueños?

Une petite histoire ou : Qui a dit qu’ils tuaient nos rêves ?


J’ai un camarade, un ami, un frère que tout le monde appelle El Cuervo (Le Corbeau). El Cuervo a un nom : Oscar Castro, mais tous l’appellent El Cuervo, ou Cuervito pour les intimes.
Ceux ou celles qu’il aime, El Cuervo les salue toujours avec un "Comment va mi Perrita ou mi Perrito" (Chiot en français). Cela a toujours été depuis qu’on se connait, à l’époque où nous étions étudiants à l’Institut National à Santiago. El Cuervo était deux années au-dessus de moi… mais pour tous les "Institutanos" (élèves de l’Institut) il était le centre d’intérêt à cause de son caractère joyeux et de son extraordinaire talent d’histrion. Ainsi, par exemple, quand chaque lundi, le directeur nous rappelait que huit Présidents de la République du Chili sur dix étaient des anciens élèves de l’Institut, on entendait la voix du Cuervo qui ajoutait : "Sans oublier le Maire de Chuchunco". Nous qui avions 14 ou 15 ans, nous savions que la troupe du Cuervo tramait quelque chose parce qu’ils s’enfermaient dans une salle certaines après-midi entières avec des camarades du Lycée Lastarria et les filles du Lycée 1. C’était la naissance d’un théâtre. C’est là qu’est né le Théâtre Aleph et presque personne ne sait qu’une de ses premières actrices fut une adolescente du Lycée 1 des filles du nom de Michelle Bachelet.
El Cuervo sortit de l’Institut à 18 ans. C’était l’avant-dernière génération à obtenir le Baccalauréat et comme Bachelier en lettres il s’inscrivit à l’Ecole de Journalisme de l’Université Catholique. Mais sa vocation n’était pas le journalisme, c’était l’Aleph, le théâtre le plus irrévérencieux et subversif, le théâtre qui réunissait la comedia del arte, le réalisme Brechtien et les expressions les plus authentiques de l’art populaire.
En 1971, les files d’attentes n’en finissaient pas pour obtenir un billet qui permettrait d’entrer dans le vieux local de la rue Lastarria, où l’Aleph faisait éclater la rage en rires et faisait penser toujours avec fureur, avec la pièce du Cuervo appelée "Viva in-mundo de Fanta-CIA". (Vivre dans un monde de Fanta-CIA – jeux de mot avec fantaisie / Fantasia - Fanta et CIA)
Puis arrive septembre 1973. L’Aleph fut fermé et El Cuervo interné dans le camp de concentration de Tres Alamos. Un jour de 1974, il reçut la visite de sa mère, María Julieta Ramírez Gallegos, et de son beau-frère, John Mc Leod. Ce fut la dernière fois qu’il les vit puisqu’ils furent arrêtés et séquestrés par les militaires, puis conduits au terrible camp de concentration de la Villa Grimaldi, torturés et portés disparus.
El Cuervo sortit du camp de concentration directement vers l’exil, en France. Trimballant toute sa douleur sur les épaules, il ne se laissa pourtant pas vaincre et c’est à Ivry sur Seine, aux portes de Paris, qu’il rouvrit les portes de l’Aleph, le théâtre chilien le plus subversif et irrévérencieux, grâce à la solidarité de milliers de camarades français et françaises.
Une des œuvres les plus reconnues du théâtre Aleph français fut "Le Kabaret de la dernière chance", une pièce hallucinante, tendre, joyeuse, et une histoire profonde dont la trame se situe dans le désert d’Atacama.
Quand je suis venu voir cette pièce, cela faisait des années qu’on ne s’était pas embrassés avec El Cuervo. Et j’ai demandé à l’entrée qu’on ne lui dise pas que j’étais dans le public. Mais j’ai été trahi et très vite El Cuervo, qui joue le maître de cérémonie dans la pièce, annonça : "Très précieuse assistance, parmi nous se trouve l’honorable Monsieur le Maire de Chuchunco, don Luis Sepulveda, et nous le prions de bien vouloir occuper la table d’honneur du Kabaret de la dernière chance, Champagne pour tout le monde !". Et je suis devenu un acteur de plus de cette inoubliable représentation.
Des années plus tard, en 2001, je lui ai raconté que j’allais faire un film, "Nowhere", et que je voulais l’engager comme acteur. Sa réponse fut : "Ce que veut mi Perrito" et nous l’avons fait. Pendant le tournage, un soir, Harvey Keitel s’approche de moi après avoir vu le tournage d’une scène ou El Cuervo était le protagoniste, et il me dit : "Ce type est énorme, c’est une bête de scène, il est grandiose." Toujours pendant ce tournage, une nuit paisible dans le désert de Cafayate, je le vis très pensif, très concentré et je lui demandai à quoi il pensait. "Je pense, mi Perrito, qu’un jour j’aurai de nouveau un théâtre au Chili, que l’Aleph reviendra au Chili, un jour."
Et il l’a fait. Hier, le 27 janvier 2016, le Ministre du Patrimoine, a accordé à la compagnie du théâtre Aleph, une concession sur une vieille bicoque de la rue Eulogio Altamirano, dans la commune de la Cisterna, au sud de Santiago et le même jour on pouvait voir dans le jardin de cette bicoque l’Aleph interpréter "Le Kabaret de la dernière chance", une œuvre rebelle, subversive, irrévérencieuse. Une œuvre du Cuervo.


Qui a dit qu’ils avaient tué nos rêves ?